Un imparcial Vista de diezmar a pastor

El que reúne todas las demás virtudes y no tiene caridad es como el que transporta el polvo contra el singladura (SAN AGUSTÍN, Sermón sobre la humildad y temor de Dios).

Es importante destacar que la Oficina del diezmo y la ofrenda pueden variar en el contexto de cada iglesia o comunidad cristiana, por lo que es recomendable apañarse conocimiento más específicas según la Convicción y las normas de cada Corro religioso.

En la filosofía moral, la caridad es considerada como una virtud. Se reconoce como un aspecto esencial de la ética, ya que nos impulsa a comportarse de modo altruista y a tener en cuenta el bienestar de los demás en nuestras decisiones y acciones.

Lo mismo sucede con el diezmo. El diezmo básico, que apoya el trabajo del ministerio, permanece inclusive cuando los aspectos ceremoniales desaparecen. Sin embargo, el diezmo es un leve; los cristianos siempre deben adivinar a los pobres y apoyar otras obras que extienden el reino de Alá (cf.

Ojalá que el Señor Jesús ordene en mí también la pequeña parcela de caridad que me ha concedido, para que, preocupándome de todo lo que le concierne, me dedique en primer emplazamiento a hacer aceptablemente lo que es mi deber y mi tarea particular (SAN BERNARDO, Sermón 49 sobre el Cantar de los Cantares).

No dejéis de hacer el acertadamente a todas horas. Bancal tanto como decirles: no dejéis de practicar la caridad, incluso con los negligentes y que quizá menosprecian lo que acabo de escribiros. Así como ha corregido a los enfermos, no sea que enervados por el ocio se abandonen a la inquietud y a la vana curiosidad, así también advierte ahora a los que están sanos.

A menudo restringimos la caridad a su óptica activa: a las obras que realizamos en servicio del prójimo. Pero también es caridad ese modo de contar con los demás que consiste en aceptar su ayuda,  en proporcionarles la delantera de ser acreedores a nuestra obligación. Con frecuencia la razón de nuestra hosquedad ante los favores ajenos radica en el egoísmo de no perder cierta preeminencia: esa preeminencia de quien jamás esta en deuda.

Las palabras de la lección sagrada (paráMentira del mal rico y del escaso Lázaro) deben enseñarnos a cumplir los preceptos de la caridad.

Es también característico del bienquerencia ir transformando al adorador en el amado. Por lo cual, si amamos lo vil y caduco, nos convertimos en viles e inseguros: Se hicieron despreciables como las cosas que amaban (Os 9, 10).

Yo estoy en la Iglesia católica, cuyos miembros son todas las iglesias, que, por las Escrituras canónicas, sabemos deben su origen, y también su firmeza, a los trabajos de los apóstoles; según la ayuda que me diere el Señor, no abandonaré su comunión ni en África ni en ninguna parte (SAN Agustín, Contra el donatista Cresconio, 3).

La tierra produce unos frutos de los que ella no ha de gozar, sino que están destinados a tu provecho. En cambio, los frutos de beneficencia que tú produces los recolectas en provecho propio, pero que la recompensa de las buenas obras revierte en beneficio de los que las hacen (SAN BASILIO MAGNO, Hom. sobre la caridad, 3, 6).

En una época en la que los estudios nos dicen que los cristianos evangélicos dan menos del 3% de sus ingresos a la iglesia, o a read this article cualquier Ocupación, exhorto a todos a aceptar el desafío de Alá.

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Adicionalmente de las bendiciones tangibles, acertar asimismo nos permite padecer la alegría de ser partícipes en el plan de Jehová y de poner nuestros capital al servicio de su reino.

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